Miguel Jara
Como les contaba ayer hoy voy a ofrecerles un análisis de las novedades que anuncia el DSM-V y algunas otras cosas interesantes. Me baso en el artículo publicado en Le Temps, un diario suizo bajo el título de Todos somos enfermos mentales. La traducción al castellano es de Eloisa Cano Hutton, lo que se agradece, así como a Inma Guignard Luz, que lo ha difundido. Comenta dicho artículo en referencia la patologización de todo y entre otras cosas de las preferencias sexuales:
“Los homosexuales han hecho lo imposible para salirse [del DSM]. Los asexuales han reivindicado lo mismo y están casi consiguiéndolo. Y al contrario podemos observar la llegada de los ‘hipersexuales’ en el ámbito muy frecuentado de las personas que sufren patologías mentales. Todo esto resume nuestra época. El manual en cuestión quiere considerarse un monumento de ciencia pura, indiferente a la Historia. ¿Inocencia?”.
La quinta versión del DSM V se publicará en 2013. El mundo aguanta la respiración. Porque de la “biblia de la psiquiatría” depende la nueva separación entre enfermos y sanos, narra Le Temps.
“2013 verá tal vez ocurrir una transición histórica: el planeta Tierra estará poblado por una mayoría de enfermos mentales. ‘Esto pone sobre la mesa preguntas interesantes’ ironiza François Ansermet, jefe de la psiquiatría infantil de Ginebra: en el futuro, ¿habrá que curar a los ‘normales’?“.
El DSM es la obra de referencia mundial en psiquiatría. Su único competidor es el capítulo Trastornos mentales o del comportamiento de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIM-10) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los psiquiatras suizos, sobre todo en los informes realizados para las compañías de seguros, se basan tanto en uno como en otro. Poco a poco, el DSM se ha convertido en un manual que reduce el trastorno mental a una suma de síntomas. Lo que se ha perdido por el camino es la psicopatología, es decir el esfuerzo de entender a una persona que sufre en la “coherencia de su comportamiento”, como claman lo especialistas críticos. Triunfa la descripción plana del individuo, se olvida la profundidad del mismo y la visión del conjunto de cada ser humano al “obsesionarse” con detalles:
“Entre las novedades del DSM-V, encontramos una innovación metodológica que consiste en tener en cuenta no solo la naturaleza del síntoma sino también su intensidad. Una iniciativa loable en sí misma, que hace justicia al hecho de que ‘las emociones se presentan como un continuum’, dice Pierre Bovet [profesor de Psiquiatría en Lausanne y experto en esquizofrenia]: del humor depresivo a la depresión patológica, por ejemplo. Por otro lado, como escribe Bertrand Kiefer, ‘en función de donde se ponga el cursor sobre el continuum, se puede acelerar o desecar el mercado de la enfermedad mental. No es muy grande el suspense que hace falta para saber de qué lado soplará el viento’”.
Conclusión: ¿La vida no es, en sí misma, una enfermedad?
Más info: El libro La salud que viene. Nuevas enfermedades y el marketing del miedo (Península, 2009) contiene un capítulo titulado El malestar confortable. La salud es un lema de palabras enfermas que trata sobre estos asuntos
Fuente: http://www.migueljara.com/2010/03/02/%C2%BFy-si-todos-fueramos-enfermos-mentales/
Que miedo...
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