domingo, 23 de mayo de 2010

Las instituciones españolas olvidan a las afectadas por la vacuna del papiloma

Negligencia institucional

Diagonal
Saltaron a los medios de comunicación en febrero de 2009 por acabar en la UCI del Hospital Clínico de Valencia tras recibir la segunda dosis de la vacuna del virus del papiloma humano (VPH). Belén Macías Marín (Redacción) Miércoles 19 de mayo de 2010. Número 126

Un año y cuatro meses después, las familias de Raquel y Karla no han recibido ninguna respuesta de las autoridades a las que pidieron ayuda: el Ministerio de Sanidad, la Conselleria de Sanitat valenciana y la Presidencia del Gobierno, entre otras.
Ante la inacción de las instituciones, los padres de Raquel decidieron organizarse y constituyeron en julio de 2009 la Asociación de Afectadas por el Virus del Papiloma, que agrupa a 18 familias en el Estado español y está en contacto con decenas de afectadas en todo el mundo.
“Hasta que no contactamos con otras afectadas en España y otros países, no nos dimos cuenta de que había síntomas comunes a todas ellas: convulsiones, dolores articulares, cansancio, imposibilidad de andar, irregularidades en la regla, visión borrosa...”, explica a DIAGONAL la madre de Raquel, Alicia Capilla, quien encabeza la asociación.
Estas familias luchan en la actualidad para que, aunque constituyan la excepción, se reconozcan los trastornos de las niñas como efectos adversos de la vacuna y se investiguen de forma conjunta para desarrollar tratamientos eficaces.
La asociación, que forma parte de la federación internacional Truth About Gardasil (La verdad sobre Gardasil, marca de la vacuna contra el VPH fabricada por Sanofi Pasteur Merck), reclama junto a un nutrido grupo de profesionales de la sanidad una moratoria en la aplicación de los calendarios oficiales de vacunación en los que se incluye la del papiloma, caso del español.
Tras cuatro meses en el hospital (dos de ellos en la UCI), la familia de Raquel tuvo que recurrir a la sanidad privada y realizaron pruebas de toxicidad de metales pesados en EE UU y Alemania.
Todas las niñas afectadas que han realizado estas pruebas presentan unos niveles muy altos de metales pesados, según atestiguan sus familiares. En España, hasta septiembre de 2009, había notificadas 508 reacciones adversas a la vacuna del papiloma, según la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS).
Bajo tratamiento, y después de una recaída que la llevó a pasar dos meses en una silla de ruedas, Raquel se encuentra mejor.
Su madre aconseja a otros padres que se informen bien para tomar una decisión: “Cuando decidimos que nuestra hija recibiera la vacuna, sólo contábamos con una carta del conseller que decía que podía ocasionar dolores en el lugar de la inyección”.

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