domingo, 28 de abril de 2013

Cuando la relaciones sexuales se dan dentro de la prisión

Interior de uno de los módulos de la cárcel de Picassent. | Benito PajaresInterior de uno de los módulos de la cárcel de Picassent. | Benito Pajares
  • El sexo y las relaciones sociales son muy importantes para la psicología de los presos
  • Según expertos, a mayor salud psicológica, menos reincidencia en el delito
Beatriz G. Portalatín | Madrid

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Dice el artículo 25.2 de la Constitución Española que el fin de las personas internadas en prisión es la reeducación y la reinserción social. Pero a veces, y tal como aseguran algunos expertos, se da una contundente paradoja: se intenta reinsertar a alguien separándole, "privándole de otras necesidades básicas del ser humano, como son sus necesidades sociales, emocionales y sexuales, asociadas a su salud y necesarias para su futura reinserción, y que van más allá de la pena privativa de libertad en prisión".
Así, lo asegura a ELMUNDO.es Rodrigo J. Carcedo, profesor de la Universidad de Salamanca y uno de los autores del reciente estudio publicado en la revista 'The Spanish Journal of Psychology'. Este estudio, realizado también por otros investigadores de las universidades de Carolina del Norte (EEUU) y de la ya nombrada Universidad de Salamanca, tiene como conclusión que las necesidades sociales y sexuales son muy importantes para la salud psicológica de los presos.
Además, explica que otros estudios han comprobado que una buena salud psicológica se relaciona con a la mejora de la conducta del preso en prisión, del proceso de reinserción y con una reducción en la reincidencia en el delito. "Se ha comprobado que el simple castigo no mejora la consecución de los objetivos marcados por nuestra Constitución, para ello es necesario mejorar el funcionamiento integral de los presos y, en este sentido, las necesidades sociales, emocionales y sexuales han de ser tenidas muy en cuenta", señala Carcedo.
Eso sí, aclara rotundamente que es necesario tener en cuenta el perfil de cada preso, especialmente en el caso de delitos relacionados con la violencia de género y/o sexual. "No hemos de olvidar que estos internos no son representativos de la mayoría de los presos y presas en nuestro país", insiste.
En este estudio, tomando una muestra de entrevistas (55 hombres y 64 mujeres) realizadas en la cárcel de Topas en Salamanca, se demostró que niveles más bajos de soledad social y una mayor satisfacción sexual se asocian con una mejor calidad de vida para todos los presos.
Este resultado es coincidente con un estudio anterior realizado también por el equipo del Dr. Carcedo con una muestra algo superior (118 varones y 70 mujeres). Por otro lado, este grupo de investigadores ha encontrado que los niveles de satisfacción sexual son especialmente importantes para la salud psicológica y la calidad de vida de aquellos presos que no tienen pareja, en otras palabras, "para los que más sufren la falta de resolución de las necesidades sexuales", matiza el experto.

¿Parejas dentro de prisión?

La conformación de las prisiones europeas y de las españolas, explica este investigador, permite la posibilidad de iniciar relaciones de pareja entre presos y presas dentro de la misma prisión, puesto que la mayor parte de estos centros son mixtos. En España actualmente, enumera, la situación de las prisiones es la siguiente: hay tres centros penitenciarios exclusivamente de mujeres(Ávila, Madrid mujeres y Alcalá de Guadaira en Sevilla), 13 exclusivamente de varones y 44 mixtos. Además, la proporción de género es contundente: aproximadamente, hay un 92% presos hombres y un 8% mujeres.
Así, por ejemplo, una de las cárceles mixtas, la de Topas en Salamanca, tiene 13 módulos de varones y tan sólo uno de mujeres. Además, ésta fue una de las primeras prisiones en permitir las relaciones de parejas y sexuales entre ellos. "Cada uno vive en su módulo, pero pueden compartir ciertas actividades con personas del otro sexo e incluso iniciar una relación de pareja", expone. Cuando se prueba la estabilidad de la relación, los presos pueden tener acceso a las llamadas 'comunicaciones íntimas'. Ésta es, tal como asegura, una de las medidas que ayuda a mejorar el estado de las necesidades sexuales de los presos.
De este modo, uno de los estudios anteriores realizado por este grupo de investigadores, publicado en 2011, encontró que los presos y presas que tenían pareja dentro de la misma prisión presentaban menores niveles de soledad y mejores niveles de satisfacción, salud psicológica y calidad de vida de los que no tenían pareja o la tenían fuera de prisión. Es más, entre estos dos últimos grupos no había apenas diferencias. "Es muy difícil que una pareja fuera de prisión pueda ayudar a resolver ciertas necesidades, de forma similar a cuando la pareja está dentro, porque el contacto no es tan frecuente, debido a las dificultades existentes para acudir a las visitas a prisión", resalta. No obstante, insiste de nuevo que el acceso a estas 'comunicaciones íntimas' ha de ser estudiado para cada caso.
Por otro lado, Carcedo señala que estas relaciones podrían beneficiarse si pudieran seguir un proceso de asesoramiento sexual y de pareja. "Hemos de trabajar para que estas relaciones (tanto fuera como dentro de prisión) estén libres de riesgos asociados a la sexualidad. La educación y la promoción de la salud han de ser siempre la respuesta", afirma.

Línea de investigación e implicaciones prácticas

Esta línea de investigación se inició en el año 1999. La teoría de las necesidades interpersonales básicas del que fuera catedrático del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad de Salamanca y también otro de los autores de dicho estudio, Félix López, ha sido uno de los principales referentes de este trabajo. Desde el año 2005, estos trabajos se han publicado en revistas científicas internacionales de impacto como el 'International Journal of Offender Therapy and Comparative Criminology'.
Teniendo siempre en cuenta el perfil de cada caso concreto, especialmente relevantes son las tres implicaciones prácticas que se deducen de este último estudio. Una es que reducir la soledad social de los presos es una de las maneras de aumentar su salud psicológica y su calidad de vida. Una segunda es que permitir que los internos puedan mantener relaciones de pareja y sexuales con otros presos dentro de la misma prisión parece tener resultados positivos. Y finalmente, el hecho de permitir las relaciones sexuales y de pareja a los presos y presas que cumplen su condena en prisiones mixtas es beneficioso para su calidad de vida y salud psicológica.

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