OFTALMOLOGÍA
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Estudio prospectivo
Aspirina y degeneración macular, ¿una pareja estable?
Cada año se consumen 1.000 millones de comprimidos. | El Mundo
- Un estudio asocia el consumo regular del medicamento con el problema ocular
- Tomar este fármaco duplica el riesgo de padecer el trastorno, según el trabajo
- Los expertos señalan que, de momento, no hay suficiente evidencia científica
Cautela. Eso es lo que piden médicos y científicos ante los
resultados de un estudio que vincula el consumo regular de aspirina con
un mayor riesgo de sufrir degeneración macular. Y la prudencia es
porque, a pesar de los datos, todavía es necesaria más evidencia
científica para aconsejar a las personas que toman este medicamento que
dejen de hacerlo.
La degeneración macular es la primera causa de ceguera en las personas mayores de países desarrollados.
Aunque existen varios factores que se han relacionado con un mayor
riesgo de sufrir este problema, sólo se ha demostrado, con una evidencia
científica de peso, que fumar aumenta las posibilidades de padecer este
trastorno que se cataloga en dos grandes grupos, en función del mecanismo que la origina: la degeneración macular seca y la húmeda.
No es la primera vez que se detecta una relación entre el conocido
fármaco y este problema oftalmológico. En noviembre de 2011, un estudio
europeo, denominado EUREYE, en el que participaban 4.691 pacientes de
varios países de la UE mostró que las personas que consumían aspirina a
diario presentaban un riesgo un 26% mayor de tener degeneración macular
seca. Sin embargo, el trabajo que hoy publica 'Archives of Internal Medicine' es el mayor estudio prospectivo realizado hasta la fecha sobre este tema, con un largo periodo de evaluación continuada, y de ahí su valor.
De esta forma, Gerald Liew, médico de la Universidad de Sidney
(Australia), y sus colaboradores examinaron si el consumo regular de
aspirina (tomada una o más veces por semana en el año previo al inicio
del estudio) se asociaba con un mayor riesgo de degeneración macular
asociada a la edad en un grupo de 2.389 participantes a los que
siguieron a lo largo de 15 años.
De todos ellos, 257 individuos estaban tomando de forma regular
aspirina, sobre todo aquellos más propensos a tener hipertensión,
enfermedad cardiovascular o diabetes. Tras ese tiempo de seguimiento, 63
personas desarrollaron degeneración macular. Tras comparar los datos de
estos pacientes con los que no tomaban el fármaco, se comprobó que la ingesta de este medicamento duplicaba el riesgo del trastorno oftalmológico, en concreto el riesgo era 2,37 veces superior a los 15 años de evolución.
Hacen falta más estudios
El doctor Álvaro Fernández-Vega, director de la Unidad de Retina y
Vítreo del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, explica a ELMUNDO.es
que el estudio no es suficiente para cambiar la práctica clínica
("aspirina debe seguir siendo un tratamiento clave en el manejo de
enfermedades cardiovasculares"); sin embargo, sí cree que se deben tener
en cuenta los resultados en el día a día. "En determinados pacientes, con riesgo muy elevado de degeneración macular
(por ejemplo, con el otro ojo afectado) o con una tendencia hemorrágica
alta, podría valorarse retirarle la aspirina si su riesgo
cardiovascular no es muy elevado", sugiere.
Una idea que coincide al cien por cien con la que lanzan los propios
autores de la investigación: "El consumo habitual de aspirina se
relacionó con una mayor incidencia de degeneración macular. [...] Sin
embargo, actualmente no hay suficiente evidencia para recomendar un cambio en la práctica clínica,
excepto quizás en aquellos pacientes con varios factores que elevan de
forma importante su riesgo de este trastorno ocular, en los que podría
ser adecuado al aumentar ese pequeño riesgo de incidencia de
degeneración macular por la ingesta de aspirina".
Igual de cautelosos se muestran Sanjay Kaul y George Diamond, médicos
del departamento de Cardiología del Centro Médico Cedars-Sinai, en Los
Ángeles (California). "Desde una perspectiva puramente médico-científica, esta evidencia no es suficientemente robusta para ser una directriz clínica",
afirman. Porque en un estudio de este tipo, no aleatorizado y sin grupo
control, existen grandes posibilidades de que otros factores, distintos
al consumo de fármacos, como presentar una enfermedad o el haber estado
expuesto a un condicionante que no se ha tenido en cuenta, hayan podido
influir en el resultado.
Por este motivo, estos cardiólogos recomiendan que los resultados se
validen en un ensayo prospectivo y aleatorizado, un procedimiento más
riguroso que el utilizado en este caso, antes de aconsejar un cambio a
los pacientes o a los médicos ("dado el uso masivo de aspirina en la
actualiad, teóricamente este incremento podría afectar a un gran número
de personas", recuerda el oftalmólogo español; "si bien el riesgo de
padecer degeneración macular húmeda que demuestra el estudio es muy
bajo, 3,7% en 15 años").
Quizás, apuntan los autores, habría que valorar su uso en pacientes
sin ningún problema cardiovascular que toman este fármaco para prevenir
la aparición de un trastorno de este tipo, ya que en este grupo los
riesgos -como hemorragia o degeneración macular- podrían superar a los
beneficios. No obstante, "la mejor forma de tomar decisiones sobre el
uso de aspirina es sopesando estos riesgos frente a los beneficios en el contexto de la historia médica de cada persona".