AINHOA IRIBERRI MADRID 21/10/2010 06:00 Actualizado: 21/10/2010 06:22
La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), por tercera vez consecutiva, ha vuelto a decir que las propiedades saludables que se atribuyen muchos de los llamados alimentos funcionales (como yogures o zumos con supuestos beneficios para la salud) no están científicamente demostradas. O, al menos, no lo suficiente como para utilizarlas como reclamo publicitario.
La EFSA distribuyó el martes un nuevo dictamen sobre 808 peticiones de la industria alimentaria, que pedía validar las propiedades de sus productos, incluyendo varios probióticos, aunque el organismo no ha desvelado las marcas concretas que habían solicitado su aval.
Es la tercera vez que la Agencia emite la misma opinión
En 75 opiniones, el comité científico de la EFSA emitió algunos (no especifican cuántos) veredictos favorables a aquellos productos que "demostraban suficiente evidencia científica para apoyar sus reclamaciones". Sin embargo, hubo opiniones desfavorables para "muchos" de los productos "debido a la calidad pobre de la información suministrada a la EFSA" .
El organismo alimentario destaca que la falta de información incluía "incapacidad para identificar la sustancia específica en la que se basa el reclamo, falta de evidencia de que el efecto reclamado es beneficioso para la salud, falta de precisión sobre lo que se quiere publicitar o falta de estudios con humanos que midan claramente el supuesto beneficio saludable".
Otros estudios
La industria señala que sí hay evidencia, pero que a la EFSA no le basta
Federico Lara, coordinador nacional científico de Nutrición y Seguridad Alimentaria de la empresa Puleva, que comercializa productos con probióticos, apunta que el dictamen de la EFSA descarta por completo efectos adversos de este tipo de alimentos. "Dice que hacen falta más estudios científicos bien diseñados y que, de momento, la evidencia científica no es suficiente".
Para Lara, "sí hay estudios" que demuestran efectos beneficiosos para la salud de los probióticos y cita el del grupo europeo de expertos en probióticos publicado en The Journal of Nutrition en enero de este año. El trabajo concluye que los probióticos son eficaces a la hora de reducir infecciones, una de las reclamaciones que ha desechado la EFSA en su última revisión.
Este organismo europeo comenzó en 2007 a ofrecer este servicio a las empresas alimentarias, ante las presiones de los grupos de consumidores, que veían cómo proliferaba la publicidad de los alimentos funcionales. Está previsto que en junio de 2011 acaben de revisar las 4.637 peticiones llegadas desde todos los Estados europeos. "Seguramente, hay productos españoles, pero en esta ocasión no hemos difundido de qué productos se trata", señaló a este diario una portavoz de la EFSA.
El organismo no ha desvelado las marcas concretas que piden su aval
Cuando termine la revisión, las autoridades alimentarias europeas pasarán su veredicto a los países de la UE que, aunque no tienen obligación, es previsible que legislen sobre la publicidad de los alimentos analizados.
Sin embargo, no todas las empresas se someten al veredicto de la EFSA. Algunas decidieron retirar sus reclamos, como Danone que, en abril de 2010, rechazó que la Agencia Europea se pronunciara sobre los beneficios inmunológicos de sus conocidos productos Actimel y Activia. En concreto, Danone aportaba datos científicos para que se reconociera que Activia mejoraba el transito intestinal lento y el malestar digestivo. También envió un dossier con estudios a la EFSA que pretendía demostrar que su probiótico líquido Actimel ayudaba a fortalecer las defensas naturales del cuerpo.
Aunque retiró las peticiones, Danone asegura que no lo hizo porque dudara de los efectos de los productos. Por el contrario, achacaron su actitud al "nuevo y complejo procedimiento" establecido por la EFSA para evaluar las reclamaciones. Por esta razón, afirmaron entonces que esperarían a que la EFSA publicara nuevas guías sobre cómo solicitar la evaluación.
Algunas compañías han retirado sus solicitudes de revisión
El organismo europeo parece ser consciente de la dificultad del procedimiento, por lo que ha organizado una serie de seminarios para "proveer de guías adicionales a los solicitantes". El primero de ellos tendrá lugar el 2 de diciembre y se centrará en las reclamaciones sobre las relaciones entre la flora bacteriana del intestino y las funciones inmunológicas.
Para el presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), Javier Aranceta, la actitud de la EFSA es prudente, y comprensible la exigencia metodológica de este organismo. "Tiene que haber evidencia científica demostrada con estudios de equipos independientes, que además comparen entre los que consumen el producto y los que no lo hacen. Por otra parte, los beneficios se deben de obtener con cantidades habituales del producto", resume este especialista.
"No son mágicos"
"Estos productos no equilibran una cesta de la compra desafortunada"
Aranceta reconoce que, en ocasiones, el veredicto negativo se debe a cuestiones de forma, como documentación escasa. Hace hincapié en que, a veces, el rechazo no es a todo el producto, sino a uno de los reclamos que pide. En el caso del Actimel, por ejemplo, Danone sí ha mantenido ante la Agencia Europea su solicitud de que se considere que su producto reduce la presencia de toxinas Clostridum difficile en el intestino, asociadas con una mayor incidencia de diarrea aguda.
Con respecto a los probióticos, el también profesor de la Universidad de Navarra afirma no tener "los elementos necesarios para plantear que son el elemento mágico que soluciona todo, lo que solemos escuchar en la publicidad".
Sin embargo, este experto reconoce que los probióticos "son interesantes desde el punto de vista nutricional". El calcio de este tipo de productos, afirma, se absorbe mejor y los microorganismos ayudan a regular un mejor equilibrio en la flora intestinal. "Otra cosa es que sean la panacea para el sistema inmunológico y, mucho menos, que puedan equilibrar una cesta de la compra desafortunada", comenta el experto.
Y es que uno de los peligros de la publicidad de efectos saludables de alimentos funcionales es que las personas piensen que estos son independientes al estilo de vida. "Lo que produce inquietud es que el ciudadano que sigue una dieta desequilibrada piense que este tipo de productos le va a compensar", explica Aranceta.